VISITA A CASA ACOGIDA DE TRANSEÚNTES

El pasado miércoles 29 de noviembre, fuimos con un grupo de 1º de Bachillerato a visitar la Casa de Acogida de transeúntes de Córdoba. Dicha Casa, llevada por las Mercedarias y por Cáritas, ofrece refugio, comida, higiene, ropa y servicios médicos a las personas sin hogar, brindándoles un lugar seguro donde descansar y recuperarse. Se recibe además a grupos escolares para la concienciación, sensibilización e información sobre posibles voluntariados.

Llevamos varios años haciéndolo y resulta ser una experiencia preciosa y realmente enriquecedora. Al llegar a la Casa de Acogida fuimos recibidos por María y Lola, las personas encargadas, quienes nos hicieron pasar a la sala de recepción de grupos y de reuniones. Sólo en el trayecto a la sala ya pudieron ver a algunos de los residentes de la casa de acogida. Una vez en la sala, nos expusieron un vídeo/documental para informar y hacer reflexionar sobre la realidad de los “sin hogar” y para mostrar todo lo que Cáritas realiza para los más desfavorecidos y necesitados. La metodología que siguen es siempre dinámica y participativa. Después, los alumnos pasaron a realizar una dinámica de grupos en diferentes lugares de la casa. En ella, cada grupo veía un pequeño vídeo o testimonio sobre el que tenían que contestar unas preguntas. Realizado esto, se juntaron todos los grupos y fueron comentando las respuestas y experiencias de cada grupo, a través del portavoz del grupo. Por último, tuvimos la oportunidad de escuchar a Jose Alonso, uno de los residentes, con su historia y su mensaje de esperanza, fe y resiliencia. Fue impactante entrever sus dificultades y los desafíos que ha tenido que afrontar en su vida y cómo ha podido salir de su antiguo alcoholismo.

Es tanto lo que se aprende que prefiero exponerlo a modo de guiones para no extenderme demasiado: 

• Nos permite acercarnos a la realidad de las personas sin hogar y abrir los ojos a realidades de exclusión social.
• Nos permite tomar conciencia sobre lo difícil que es salir de la situación de exclusión y que son múltiples los factores que confluyen en esta dificultad.
• Nos hace caer en la cuenta de todo lo que significa un hogar y de todo lo que significa no tenerlo. Las consecuencias de no tenerlo son múltiples.
• Nos hace caer en la cuenta de que muchos de nosotros podría llegar a esa situación, es decir, de que el perfil de los “sin hogar” no es el que nosotros a priori imaginamos. Muchos nos podríamos ver ahí. Nos hace reflexionar sobre la importancia de la solidaridad y la empatía en nuestra sociedad.
• Hace darse cuenta de todo lo que disfrutamos a raíz de tener un hogar, de todo lo que implica poseer un hogar y que damos por descontado, y de las comodidades que tenemos, simplemente por ejemplo, tener agua fría y caliente, o poder recibir cartas, o estar censados, etc, etc, etc. Y todo esto, sin que se nos pase por la cabeza aquellos que no tienen hogar o viven hacinados en habitaciones reducidas. De hecho, esta última situación no puede llamarse hogar, por mucho que duerman en una habitación.
• Hace comprender que la exclusión social no es solo responsabilidad de las personas sin  sino que es un problema de toda la sociedad. Y que como explico más arriba, cualquier puede verse ahí.
• Nos sensibiliza y nos mueve a la acción para ver cómo podemos contribuir a ayudarles y a construir una sociedad más inclusiva y justa.
• Nos proponen ser protagonistas de cambio, conscientes de las necesidades de los demás.
• Nos animan a un compromiso más profundo para abordar las causas de la exclusión social.

Finalmente, nos hacen ver que el origen de toda su acción y de todas sus iniciativas es haber conocido el amor de Cristo, y el desear amar a los más necesitados por amor a Él: “Todo lo que hicisteis a uno de éstos, a mí me lo hicisteis”.

Con estas dos actividades, la visita a las monjas carmelitas y a la Casa de Acogida, queda de manifiesto dos formas complementarias e igualmente importantes de vivir la fe, según la vocación a la que cada uno nos llama Él.

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Informa Carmen Boceta